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viernes, marzo 29, 2024
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La historia del gas en Entre Ríos

Columna de Alejandro Di Palma

Los primeros gasoductos del país datan de 1949, el primer gobierno peronista aplicó una política tendiente a la baja sostenida de tarifas y la expansión del sistema de gas por redes. Entre 1947 y 1949 (durante la presidencia de Perón), se construyó el gasoducto que unió Comodoro Rivadavia con Buenos Aires, de esa manera, la distribución de gas aumentó de trecientos mil metros cúbicos por día a quince millones de metros cúbicos abaratando en un tercio los costos. Para 1951 Gas del Estado contaba con alrededor de 700.000 clientes, y a fines de 1960 ya sumaban 1.300.000 clientes, lo cual muestra el sostenido crecimiento operado desde el nacimiento de esa Empresa estatal (Gas del Estado). La Argentina se colocaba así entre los tres países más avanzados en el aprovechamiento del gas natural, junto con los Estados Unidos y la Unión Soviética. Su inauguración se hizo el 29 de diciembre de 1949.

La historia del Gas en Entre Ríos, como toda su historia de subdesarrollo, quedo marcada por tres elementos:

1- un aislamiento que respondió primeramente a sus características insulares.

2- un sostenimiento de ese aislamiento original que respondió a una, tan misteriosa, hermética, como incuestionable definición castrense de mantener a la Mesopotamia aislada del resto del territorio continental del país (hipótesis de conflicto con Brasil).

3- a una gran dosis de torpeza y falta de comprensión desde la Política, sobre las necesidades mínimas para llevar adelante el DESARROLLO.

Es esta misma condición de subdesarrollo, la que justifica el seguir en la actualidad, hablando del “potencial” de nuestra provincia, un estado prolongado de “adolescencia de desarrollo”, que permite asegurar que todo está por hacerse, que genera expectativas a futuro, un futuro tan esperanzador como distante.

En el caso de Entre Ríos, recién el 27 de junio de 1986 se firma un acuerdo entre la provincia y Gas de Estado, para llevar gas natural en redes a Entre Ríos, luego el 8 de Agosto de 1986 se crea la empresa provincial encargada de la operación del servicio público (EGasER)y el 27 de Agosto de ese año (1986) se lanza la licitación para la obra que daría el puntapié inicial a esta aventura que proponía finalmente el desarrollo industrial de la provincia (de no mediar un cambio).

Es interesante advertir que aun en ese momento tan lejano como venerado (gobernación de Sergio Montiel), era notable la velocidad con la que se “creaban puestos de trabajo administrativos”, EgasER se creó 19 días antes de siquiera firmar la licitación para la construcción de un gasoducto subfluvial, que por sus dimensiones no contaba con muchos antecedentes históricos.

El gasoducto que vinculo finalmente a Entre Ríos con las líneas de distribución de Gas Natural en redes del resto del país, se inauguro el 5 de Diciembre de 1987 (unos pocos días antes de la asunción de Busti como gobernador – otra casualidad).

LA OLA PRIVATIZADORA

Luego, el Gobierno de Entre Ríos adjudica los trabajos necesarios para abastecer de gas a la ciudad de Paraná a la empresa Giacomo Fazio SACIFIC, en Agosto de 1991 se conecta el primer servicio de gas de Entre Ríos, por supuesto en la ciudad de Paraná, pero para llegar a esto, a fines del año 1990 el Gobierno de Entre Ríos, sin debate alguno y curiosamente, decide ceder la Concesión de Obra y Servicios Públicos para la Construcción, Implementación, Mantenimiento y Explotación de los Sistemas de Alimentación y Distribución de Gas Natural y Gas Licuado en todo el territorio de la Provincia de Entre Ríos “por un plazo de 30 años” a una empresa que se formó para ese fin (ad hoc), esta empresa se llamó Red Entrerriana de Gas – era la UTE “RED.EN.GAS” (Unión Transitoria de Empresas), formada por un conjunto de “EMPRESAS CONSTRUCTORAS” locales, por supuesto sin ningún antecedente en el sector energético.

Para poner en contexto esta actitud del Estado Provincial de entregar el destino de una red de energía a manos de una empresa que no tenía ningún tipo de solvencia demostrable para semejante operación, ni técnica, ni económica, ni financiera, hay que señalar que esta decisión se llevó adelante en el medio de una ola privatizadora, fue la política de privatización de empresas públicas implementada bajo la Administración Menem.

Como se dijo, si bien en Entre Ríos la distribución de gas por redes ya se desarrollaba en 1990 bajo la operación de Unión Transitoria de Empresa (UTE) Red Entrerriana de Gas en la Ciudad de Paraná (luego transformada formalmente en la subdistribuidora Redengas S.A.), en 1997 se produjo el otorgamiento de la Licencia a Gasnea S.A. para la prestación del servicio público de gas por redes en la provincia. Es decir, se le retiro a “RED.EN.GAS” la distribución de la provincia en general por incumplimientos esenciales permitiendo el “premio consuelo” de dejarla como subdistribuidora en Paraná, para la provincia se ensayó otro “experimento” que fue GasNea, una empresa que como se señalo respecto de RED.EN.GAS, no tenia ninguna solvencia ni técnica, ni económica y tampoco financiera.

A esa empresa GasNea se le permitió (entre tantas otras cosas) tener “personal itinerante”, Entre Ríos inauguro este curioso formato, las necesarias e indispensables sucursales de esta empresa distribuidora de Gas, que permiten a los usuarios de llevar adelante gestiones comerciales y/o técnicas, se abrían algunos días de la semana y en determinados horarios, de esa manera se le permitía a una distribuidora de energía ahorrar en personal disminuyendo la posibilidad del usuario de realizar las gestiones pertinentes, lo que resulto inmediatamente en una lluvia de denuncias al ENARGAS (entre regulador) por problemas en la atención al público.

UN ARREPENTIMIENTO POCHOCLERO

Hoy, ya en 2022, en un complejo escenario político y con miras a un año electoral de “alto voltaje”, el gobierno provincial le retira la concesión a GasNea, sobre la distribución de gas en la provincia por severas violaciones y/u omisiones al contrato, es necesario volver a señalar que a diferencia de las demás provincias pertenecientes a la novena región (Corrientes, Formosa, Chaco y Misiones) Entre Ríos presentaba la particularidad de “haber construido el gasoducto troncal de transporte entrerriano y los gasoductos de aproximación a las localidades incluidas en el Plan Gasífero Provincial”. Por esa razón se incluyó en la licitación, la adjudicación de la licencia de distribución, ya que “la provincia mantenía la propiedad de los gasoductos” otorgando a la distribuidora, SOLO el uso de las instalaciones por todo el periodo de la licencia.

Una auditoría encomendada por la provincia determinó que la distribuidora Gas Nea, no realiza un mantenimiento adecuado de las obras de infraestructura gasífera que realizó la provincia con fondos propios, que llevó a cabo una deficiente política comercial en comparación con otras distribuidoras del país y que carece de un plan de negocio, por lo que sólo ha logrado la conexión de la mitad de los usuarios potenciales, que no ha expandido el servicio a las demás provincias de la Región Novena, “que Gas Nea S.A se ha presentado en DOS oportunidades en “CONCURSO PREVENTIVO”, se han impugnado los estados contables de los ejercicios 2020 y 2021 por sus inconsistencias y la empresa se mostró reticente a brindar la información aclaratoria solicitada por la provincia como accionista, y que ENARGAS promovió acciones tendientes a la revocación de la licencia de distribución por parte de Gas Nea S.A debido a que no cumplió las inversiones obligatorias comprometidas.

SINTETIZANDO: podríamos decir que las operadoras de las redes de gas que son de propiedad provincial, se sentaron arriba de los gasoductos sin poner un peso, exigiéndoles a los interesados en consumir energía, a que hagan las inversiones necesarias para su vinculación… CUAL SERIA LA POLITICA ENERGETICA ???

NECESIDAD URGENTE DE POLITICA ENERGETICA

Considerando todo lo anterior, queda claro que la acción oportuna de la Provincia de Entre Ríos de haber entregado la soberanía energética a una empresa, ha sido oportunamente aventurada por el riesgo potencial de negligencia y un grosero error, considerando que lo finalmente se comprobó, la carencia de capacidad para operar esa red energética, tanto así como la falta de cuidado, aplicación y diligencia en lo que hace al cumplimiento de los acuerdos para vincular clientes a la red de energía (gasoducto), es decir incompetencia y negligencia.

El grosero error señalado como acción de Provincia de Entre Ríos, provocó una reacción que puede y debe ser evaluada en términos de desarrollo, la provincia que recibió gas en redes por su estricta acción recién en el año 1987 (40 años después que el resto del país, a través de un gasoducto de vinculación que cruzo el rio Paraná y a su estricto costo), volvió a perder décadas de desarrollo al confiar en una empresa privada (EN DOS OPORTUNIDADES) para llevar adelante la acción de ofrecer, en formato gaseoso y con todos sus beneficios (propios de un país con una matriz mayoritariamente de gas), a saber: energía para la industrialización, elevación de valor de su producción y generación de trabajo. Se trato de una tercerización que otra vez nos abofeteo, pero que tiene impresa una actitud recurrente del Estado Provincial, la de desentenderse del rol activo del desarrollo.

La falta de políticas energéticas (con su consecuente daño), ha sido una constante en nuestra provincia y esto es una sentencia indiscutible si consideramos las circunstancias en las que nos encontramos, a saber: el mayor dador de trabajo sigue siendo el Estado y esto resulta del hecho de que la política no ha sido capaz de crear las condiciones para que el sector privado genere el trabajo necesario y competitivo con la administración pública.

Al respecto de lo anterior, advertimos que toda política energética contribuye de manera decisiva en la configuración de la estructura social y productiva de una economía, actúa como vector central para el desarrollo, tanto de las empresas como de las familias, ya que la accesibilidad de los recursos energéticos de calidad, resulta una dimensión central de un crecimiento que permita incluir socialmente.

La experiencia ha demostrado que, sin energía barata, ninguna economía hubiera tenido industria ni podría aspirar a una distribución del ingreso más justa ni a una clase media amplia. También ha quedado probado, para el pueblo entrerriano, que tarifas altísimas, como las que se suelen sostener en nuestra provincia, no significaron inversiones energéticas de envergadura ni básicas de mantenimiento, así mismo queda al descubierto que la mediocre calidad del servicio no está directamente vinculada a las tarifas, porque ya sean elevada o bajas siguió siendo deficitario para la mayoría de los usuarios y también fue mezquina la inversión para la expansión de la red hacia sectores excluidos e inclusive industriales.

“La energía no es un commoditie más”, sino la columna vertebral de cualquier proyecto de desarrollo que busque crecimiento económico a través de la industrialización y redistribución progresiva del ingreso, para lo cual resulta indispensable la planificación de la política energética.

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