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viernes, marzo 29, 2024
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Aún es posible ser la Nación que merecemos

Por María Alejandra Viola Abogada M N° 5592 Presidente de la Fundación Hacemos Diputada Provincial “Juntos por el Cambio” (Mc)

El rey está en jaque, la reina juega en otro tablero y el alfil no sabe cómo hacer para asegurarse un triunfo personal que lo catapulte. Es indisimulable la caída de la imagen del Gobierno y la pérdida de legitimidad; es indignante y alarmante la incapacidad para conducir, con responsabilidad política, los destinos del país, dejándolo completamente acéfalo.

Así las cosas, no hay una estructura de autoridad para el pueblo argentino; por el contrario, el consabido “triunvirato” genera un doloroso desgobierno. Los que necesitamos soluciones, sólo vemos tres personajes egoístas, con intereses mezquinos, que riñen por el último resto de poder que pudieran poseer, ignorando conscientemente –y eso es lo que los hace perversos- que detrás de ellos está la Argentina. Un país que flaquea en todos sus campos institucionales (que otrora la dignificaban como Nación), con una economía sin plan, una inflación al trote, niveles de pobreza insoportables, un éxodo alarmante, un sistema educativo decadente, un sistema de salud deficiente, la existencia de más de 10 tipos de cambio y tantas otras consecuencias que hacen estallar la armonía ciudadana y la esperanza.

El camino posible hacia la recuperación de Argentina

Frente a ese escenario, llegó la hora de abandonar el inmovilismo que está bloqueando la transformación que los argentinos necesitamos y merecemos. Los que tenemos la posibilidad de iniciar “un nuevo juego” tenemos que saber que el rey no sólo está en jaque, sino que también está desnudo –aunque los negadores seriales no quieran verlo-; y, ante lo evidente, nuestra responsabilidad debe encaminarse en dos sentidos: por un lado, estar más unidos y fuertes que nunca; por el otro, prepararnos para estar a la altura de los cambios estructurales que habrán de ejecutarse y para asumir los cimbronazos que ellos pudieran acarrear en el corto plazo, convencidos de estar haciendo los movimientos necesarios para la recuperación definitiva de Argentina.

Es momento de estar unidos en una partida que no tenga enfrente a otros argentinos, sino a los verdaderos motivos de la contienda: la corrupción, la inseguridad, la inconsistencia institucional, la inflación, la falta de empleo y vivienda, la pobreza, los políticos inescrupulosos, los salarios bajos, la inhumanidad con nuestros mayores, el desamparo de nuestros jóvenes, la precariedad del sistema sanitario, la declinación de la educación, la falta de estímulo al emprendedor, de inversiones, la escasez de innovación y tecnología, el narcotráfico.

No será fácil, pero estoy convencida de que hay personas talentosas capaces de llevar el cambio adelante, los conozco, trabajamos codo a codo, cada día, en “Juntos por el Cambio”. Si quienes tenemos esta inmensa e histórica oportunidad de ofrecer una alternativa logramos poner nuestros egos en equilibrio con nuestro espíritu y nos entregamos con esperanza y convicción, pero desde el amor y la vocación de servicio, estaremos listos como un gran equipo para dar pelea.

Ya no hay margen para la improvisación y el trabajo individual, tendremos que remar juntos, de modo coordinado y planificado, porque se necesita la fuerza de todos yendo tras un mismo objetivo. Cada uno de nosotros habrá de dejar algo de lado en pos del bien común. Y no se trata de una frase hecha, porque o la hacemos carne o el barco se hundirá sin remedio con todos a bordo.

Tenemos la enorme responsabilidad de disipar el futuro oscuro que muchos avizoran. El norte ha de ser que todos los argentinos sintamos el orgullo de ser parte del desarrollo nacional; y lo alcanzaremos con una propuesta unificada, que sea síntesis de acuerdos y consensos.

Estamos en tiempo de descuento. Es ahora cuando hombres y mujeres comprometidos con la Nación tenemos que mostrar nuestra idoneidad para administrar; para legislar; para escuchar a quienes queremos representar; para interactuar -a través del debate- con transparencia; para decidir con conocimiento y también con sentido común; para recuperar el cumplimiento de la ley; para respetar la propiedad privada y la libertad. La sociedad está malherida, decepcionada, desesperanzada. Tenemos que hacerle saber que somos capaces de reconstruir el tejido social, la estructura económica y la vida educativa y cultural de nuestro país; que nos reconocemos en los mismos valores, que creemos en la Argentina del trabajo y del mérito y que no vamos a parar hasta poner al país de pie, y no será un slogan, sino una realidad.

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