“Si al consumidor le quitan esa presión tendrá más capacidad de compra, los costos de financiarse con la tarjeta son altísimos”, señaló el presidente de CAME, Gerardo Díaz Beltrán.
La financiación a través de tarjetas de crédito bancarias es el instrumento de deuda más utilizado por los adultos argentinos.
Se estima que el 31,8% tiene al menos una asistencia de este tipo.
Los bancos tienen destinado un stock de $ 552.000 millones en este tipo de préstamos y ofrecen una tasa efectiva promedio de 129% para la financiacion con tarjeta de crédito.
Junto a las tasas elevadas que los bancos les cobran a los usuarios están las comisiones de pagos con tarjetas, de mantenimientos de cuentas y movimientos financieros que los comercios abonan habitualmente.
“Los montos que les transferimos a los bancos nos quitan liquidez y capital de trabajo. Algo similar sucede con el excesivo porcentaje de financiación que le cobran al consumidor por financiarse con la tarjeta de crédito”, destacó Díaz Beltrán.
Dijo que “en los últimos 2 años los bancos ganaron más de $ 443.000 millones y los ingresos por intereses cobrados en 2019 fueron más $ 700.000 millones”.
En definitiva, las retribuciones por uso de tarjetas forman parte de la cadena de costos que va minando la capacidad de compra de los consumidores y la rentabilidad de las empresas argentinas, imprescindibles para la reactivación del mercado interno.
“Es evidente que en las actuales circunstancias económicas se hace necesario estimular el mercado interno”, señaló Díaz Beltrán.