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jueves, marzo 28, 2024
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El decreto

Por Alejandro Di Palma

De la mano de la imposibilidad de “sancionar” y peor aún, ni siquiera de “tratar”, una LEY que organice los subsidios para las inversiones hidrocarburiferas, ante la necesidad imperiosa de relanzar el gobierno por enésima vez y ya lejos de esos temas que años atrás fueron los pioneros del arte de la distracción, “el congreso pedagógico argentino” o “el traslado de la capital a Viedma”, hoy nos vemos obligados a ofrecer una opinión sobre un proyecto que pretende regular las inversiones por los próximos 20/25 años de la mano de un “volátil DECRETO presidencial”.
Este uso del “DECRETO” como formato, resulta en un capricho que evita un necesario debate sobre un tema muy relevante.
Si bien el plan resulta aún velado, nos podemos referir a un “prospecto” que fue revelado a fin de presentar difusamente “EL DECRETO”. Aunque el misterio de la letra chica aún se sostiene, se alcanza a prometer una “inapelable aniquilación”, tanto de la pobreza como del estancamiento, beneficios que vienen en combo de una apertura selectiva del cepo cambiario.
El capitel que remata “EL DECRETO”, consiste básicamente en una discrecionalidad en el acceso a dólares subsidiados, es un incentivo económico que concretamente permite saltar el cepo cambiario aumentando la rentabilidad en forma proporcional a la brecha entre las distintas cotizaciones de la divisa.

Desde el punto de vista del objeto, vemos que el decreto sintetiza solo un “modelo de exportación” con muchos ribetes neocoloniales que, inmediatamente abre varios interrogantes, algunos de los cuales son los siguientes:
a) Cuáles van a ser las posibilidades de acceso social a esa producción? O sea como se definen los saldos exportables de un bien tan relevante como “la energía”…
b) Cuáles serían las posibilidades futuras de utilizar la energía producida, para llevar adelante en el país, los imprescindibles procesos de elevación de valor agregado que ayuden a contener la pobreza?
c) Porque limitar solamente a “la energía” como sector, a este tipo de desarrollos que vendrían en forma exclusiva y excluyente, de la mano de excepciones cambiarías?
d) porque seguir con un modelo de exportación de commodities sin ensayar procesos posteriores que eleven el valor agregado de la producción y ofrezcan mano de obra local?
e) Porque son siempre los mismos empresarios (círculo rojo) los seleccionados para recibir los beneficios, que cada gobierno que transcurre, entiende como indispensables para un “despegue productivo” que nunca se da?

Este proyecto que persigue, como fin último, el ingreso de dólares, pone nuevamente sobre la mesa un tema archiconocido por los argentinos que se sintetiza en la siguiente pregunta: que tiene de sensata la exportación de un commoditie?
De la misma manera que se objeta la exportación del cereal en su forma más básica, podemos objetar la exportación de energía en un formato igualmente básico.
Como ayudaría este proyecto a bajar la pobreza? Siendo el fin ultimo acceder a mayor cantidad de dólares, Cuál sería el plan?… ampliar la base de los planes sociales ?… cual seria el impacto positivo esperado de política de extracción y exportación (cuasi colonial) en la sociedad?
Porque no utilizar esta energía abundante y barata, para desarrollar un sector que ofrezca mayor valor a otras materias primas?
Como segunda observación, es necesario enfatizar a cerca de la responsabilidad que en las crisis energéticas han desempeñado el inadecuado diseño de los marcos regulatorios, por ende, todo análisis debe ser fundado en la letra chica de los acuerdos.
Es que las reglas definidas (o mal definidas), pueden inducir a las empresas concesionarias y/o licenciatarias que operan en los eslabones de upstream y del downstream de la industria del gas y petróleo a establecer estrategias que las convierten, mas en actores financieros que en empresas energéticas con objetivos que deberían estar ligados al desarrollo de la industria a largo plazo.
Así mismo, es necesario advertir sobre los riesgos impresos en este tipo de fomentos, los que pueden terminar resultando en una “Cuenta Corriente a sola firma y sin garantía de cumplimiento”.
Es que sin una garantía de cumplimiento podríamos resumir el beneficio como un festival de dólares de una nueva categoría, de libre disponibilidad y al tipo de cambio de los mercados de giro, esos que permiten la formación de activos exteriores.
También debemos decir que, NO RESULTAN CREIBLES, ninguno de los que se beneficiarán con estas promociones “ad hoc” que suelen terminar, más temprano que tarde, siendo prebendas disfrazadas de inversiones, las que esta vez ni siquiera persiguen el fin de lograr la soberanía energética que nunca alcanza a nuestra sociedad.

La omisión del necesario debate, abona el camino para que nuestro país se siga la “misma dirección”, esa que explica que, con el esfuerzo de los que menos pueden resistir, se financian los caprichos del desgobierno de la Energía.

“Kairos”, el “Dios del tiempo de la oportunidad”, siempre resulta “presentarse” ante el burócrata de turno, la resultante de esta sistemática “revelación divina”, es la oportunidad que, mandato tras mandato, nunca desaprovecha “el círculo rojo”.
Y si no entendemos el concepto de tiempo circular en su esencia (Aión es su Dios.), podemos confundirnos y repetir eternamente algo que nos daña.
Esta es nuestra paradoja

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