Para poder entender el contexto en el que vivimos es necesario saber cuáles son las causas que hacen que la gente se movilice y salga a la calle o se desmovilice y no se interese por una elección de sus representantes.
El “que se vayan todos” de antes es la baja participación electoral de ahora. El patrón se repite en cada elección en este proceso electoral disperso.
Cada vez menos gente está interesada en el sistema político y la política -mejor dicho, sus dirigentes- parecen no interpretar el mensaje.
El desencanto trae aparejado el desinterés. El desinterés redunda en una baja participación que resta legitimidad a los electos.
Son representantes de una minoría que optó por ellos y no de una mayoría.
¿Que falta para que la sociedad estalle? La respuesta tiene tantas opciones como realidades viven los argentinos.
Las necesidades básicas insatisfechas, los compromisos asumidos que detonan los salarios, la implosión familiar y más. Argumentos que el hombre y la mujer esgrimen a diario en distintos ámbitos.
La dirigencia debería tomar nota que el desinterés puede ser la antesala de un Déjà vu.