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El peronismo de la tercera posición

Por Sergio Fischer. Director

El centrismo de un gobierno de Alberto Fernández se podría definir en tres planos: ideológico, cultural y metodológico.

Ese centrismo busca ser replicado en esta comarca, al menos desde lo metodológico y busca transformarse en lo que en esencia fue. La tercera posición.

La imposibilidad de ir por una reelección de Gustavo Bordet y la falta de un liderazgo fuerte que logre unificar a todo el peronismo, abre la puerta a varias hipótesis en el laboratorio político entrerriano.

En el último tiempo, el peronismo, con matices, ha ido girando de izquierda a derecha sin mantener un rumbo fijo en el centro.

El menemismo representado por Mario Moine en los 90 hasta devenir en el Kirchnerismo del nuevo milenio con un dignatario en Entre Ríos en la piel de Sergio Urribarri es una muestra de esa variación, esos matices.

Alberto Fernández podría ser ubicado en algún punto medio entre el menemismo y el kirchnerismo-Cristinismo -Sergio Massa ocupa una platea expectante en medio de esa pelea- pero en Entre Ríos aún no asoma con claridad esa figura.

La falta de definiciones en el plano partidario del justicialismo es una muestra de “aparente” anorexia de liderazgo.

Bordet es el Gobernador, Presidente del PJ y esta semana subió las acciones del Senador Nacional y hombre de su riñón político, Edgardo Kueider.

La foto de Kueider con Rosario Romero y la posterior de su encuentro con el mandatario entrerriano lo sitúan en un lugar que algunos interpretaron había abandonado tras su partida a Buenos Aires. Dos reuniones, dos fotos y una sola interpretación. -Cartera política y jefe político- Política.

Kueider –El bordetismo- está activo en la arena política autóctona. Se muestra cercano al Albertismo -de centro- pero con relaciones aceitadas con el peronismo de derecha representado en la provincia por el PRO peronismo.

Dos frentes se avecinan para el bordetismo. La discusión política en terreno electoral y la renovación de las conducciones políticas partidarias. Temas a resolver y que, en una primera lectura, tienen como actor central a Edgardo Kueider.

La centralidad política, en apariencia, nadie la quiere tomar, menos en tiempos de pandemia. “Las prioridades son otras”, argumentan dirigentes históricos.

Sin embargo, la política se nutre de gestos y la gestualidad pone de manifiesto que el tablero de ajedrez político se desempolva.

El programa nacional “Argentina Hace” tiene en Enrique Cresto a un funcionario nacional con licencia para visitar todos los despachos de la provincia sin que ello suponga “política” y en sentido inverso, habilita a los intendentes a visitarlo para gestionar sin generar suspicacias.

La recorrida de Cresto tuvo un alto contenido político. Uno de sus eventuales oponentes en las, aún no reconocidas, intenciones de dar batalla por el sillón de Urquiza, lo recibió -Martín Piaggio-.

Por esas aspiraciones, “se supone que generacionalmente pueden chocar pero lo que realmente están haciendo es fortalecerse entre ellos para desplazar a toda la vieja guardia del partido”, confesó un avispado y sexagenario lector del peronismo.

“Tengo la sensación de que Enrique va a intentar ser presidente del partido y muñirse de dos elementos que fueron denostados en los últimos años”. El sello de goma y la lapicera.

Esos dos elementos le permitirían conformar las listas departamentales para avanzar en una reforma de la obsoleta carta orgánica del partido.

Si el objetivo final es el sillón que alguna vez ocupó su homónimo y abuelo, la primera parada es en calle 9 de julio de Paraná.

¿Puede ser el referente del centroperonismo? La respuesta es sí. Nunca renegó del Kirchnerismo, fue amigable con el PRO peronismo de derecha anteponiendo gestión a política y mantiene un vínculo estrecho con referentes nacionales que representan la ancha avenida del medio.

Pero al igual que Massa, en Entre Ríos hay dirigentes sub 50 que apelan al silencio y “balconean” las peleas que vienen. ¿Por fríos? Definitivamente no. Juegan con los tiempos que en política tienen una dinámica cronológica distinta. Ahí se anotan varios. El que más se destaca y por su proximidad al Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación es Adrián Fuertes. Quizás el dirigente con más perfil socialdemócrata de la provincia, el más representativo de ese centro peronismo incipiente que muchos imaginan para el futuro inmediato.

El rincón de la izquierda tiene en Piaggio a su referente. También interpretan que un salto hacia el centro los dejaría en mejores condiciones para dar la batalla por el sillón que hoy ocupa Bordet.

Pero esa representación hoy tiene un jugador que sorprende. Adán Bahl, nacido a la política bajo el ala del Menemismo Moinista supo reciclarse. Fue parte del gobierno de Jorge Busti, ocho años ministro del Kirchnerista Urribarri y hoy alineado a la izquierda frepasista que le dio el trampolín político a Rosario Romero y asociado recientemente a Emilio Pérsico.

Lo describen como un mutante ideológico. ¿Es bueno?, ¿Es malo? Ni una cosa ni la otra. No lo hace confiable pero lo hace permeable. ¿Tiene aspiraciones? Sin dudas. Nadie que esté en política no las tiene. Si lo niega, miente.

Tiene un problema. Constitucionalmente le queda solo un período para ser gobernador. En Entre Ríos es igual a asumir perdiendo el poder político.

Tiene una ventaja, siendo el Ministro estrella de Urribarri, lo conocen como un gran gestor y oferente de soluciones. ¿Quiénes? Intendentes que no volverán a serlo. Dirigentes en retirada.

Pero la disputa por “lo que viene” tiene otros actores. Se anotan nombres de la talla del actual Vocal del Superior Tribunal de Justicia, Emilio Castrillón y el Fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes.

Hasta acá solo mencioné candidatos, pero hay anotados en la lista de sucesión otros nombres.

La actual Vice Gobernadora, Laura Stratta. Se la ve activa. Actúa en representación del ejecutivo cada vez que puede. Bordet le da juego. Deberá asumir un rol político más representativo en el debate que viene para poder aumentar las chances de cumplir con su aspiración.

Su rol de Presidenta de la Cámara de Senadores la sube a la escena de la discusión por la reforma política y desde ahí demostrar su capacidad de conducir.

Es la primer Vice Gobernadora, puede soñar con ser la primera mujer en ocupar el sillón del caudillo. Ideológicamente se la puede situar más a la izquierda pero con moderación.

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