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martes, abril 23, 2024
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Estaciones de servicio, YPF y el monopolio de precios

Por Alejandro Di Palma

Históricamente, la escuela clásica consideraba que existen dos precios de mercado, el que se debe a la competencia (o precio natural) y el que se genera sin competencia (o precio monopólico). En palabras de Adam Smith: El precio de un monopolio es en cada ocasión el más alto que se puede conseguir. El precio natural, o el precio de la libre competencia, por el contrario, es el más bajo que se puede tomar, no de hecho en cada ocasión, pero sobre un tiempo considerable. El uno es en cada ocasión el más alto que se puede exprimir de los compradores, o el que, se supone, van a consentir dar: el otro es el más bajo que los vendedores generalmente pueden permitirse aceptar, y al mismo tiempo continuar sus negocios. (*)

Resulta interesante analizar la diversidad de impactos que nos propone hoy una nueva suba de los combustibles disparada por la empresa YPF (2,9%) y seguida con la mayor celeridad posible, por el resto de las Empresas Petroleras.

Uno de los puntos negativos para nuestro sector (Estaciones de Servicio) es indudablemente las circunstancias en las cuales este aumento se propone, una coyuntura de inactividad impuesta por restricciones de movilidad y restricciones de funcionamientos que implican una caída sin antecedentes de nuestras ventas. Mas allá de los sucesivos levantamientos parciales de restricciones, las ventas de combustibles, que explican la movilidad y actividad, están lejos de los valores previos que debemos reconocer, eran propios de una recesión que fuera inducida con el fin de evitar fenómenos inflacionarios.

Luego, más allá de las circunstancias de esta coyuntura, todo aumento del combustible objeto principal de nuestras ventas, nos obliga a incrementar el capital de trabajo, no solo debido al incremento del valor de nuestra especie, sino principalmente como único eslabón de la cadena de valor con responsabilidad sobre el financiamiento de las ventas de combustible, somos el único agente financiero de la monetización del combustible producido con destino mercado interno.

Por otro lado nuestro sector se nutre de un porcentaje de las ventas del combustible vendido, de manera que desde un punto de vista inmediato este aumento parecería ser positivo, solo que en este aspecto vale la pena considerar, aunque mas no sea como posibilidad, la imposibilidad de nuestros clientes de hacer frente a una mayor erogación, o sea que podríamos poner en dudas el sostener nuestras ventas, cuando en realidad nuestro objetivo inmediato como Sector, seria el recomponer las ventas PREVIAS al inicio del efecto COVID.

Sin embargo, no podemos dejar de considerar las declaraciones de los principales referentes del sector Energético del país que explican esta seguidilla de aumentos a través de la persecución de un valor para el combustible ligado al dólar, sobre este tema siguen algunas reflexiones:

A fin de poder hacer algunas interpolaciones finales, analicemos que paso con el dólar oficial (tipo venta Banco Nación), cotización 02/12/2019 $ 63.26 , cotización 20/11/2020 $85.50, por lo tanto el incremento de esa variable controlada por el Estado y de la mano de las mini devaluaciones diarias, fue del 35%, mientras tanto el incremento de los combustibles líquidos en el mismo periodo fue del 19%, de los números duros vemos que la sentencia de que el combustible resulte seguir la evolución del dólar, es mas bien un anhelo, un enunciado declamativo más que una realidad. En todo caso este no seria, ni el primer ni el último intento de sostener, para la Energía, un carácter dolarizado, después de todo el gobierno anterior paso los 4 años de su periodo proponiendo ese LEMA como si se tratara de un fin en sí mismo.

También debemos señalar que en contraposición con lo que ocurrió durante el anterior gobierno, donde las Empresas Petroleras se alternaban en el carácter de ofrecerse como disparadores de los aumentos de combustibles, quizás el lector recuerde el “fallido” intento de aumento de la compañía Shell del 10% (9.5%) el 20/03/2019 (duró un día), vemos hoy a la empresa de bandera YPF en este antipático rol de ariete, de cuanto aumento ha sucedido en este último tiempo.

Vemos entonces que el uso de la posición dominante de la compañía de bandera, es utilizado en esta oportunidad histórica, para alcanzar el precio más alto que se puede conseguir, según definiciones introducidas por Adam Smith sería el “precio monopólico” y tal cual fue advertido por este antiguo economista, el límite superior para este valor, lo define la realidad, esto quizás explique el motivo de la imposibilidad que muestra la evolución del combustible en relación a la cotización del dólar.

En su momento Adam Smith propuso una metáfora Gravitatoria donde los precios de mercado se mueven con la referencia y atraídos por el “precio natural”, el cual bien podría en este caso ser el valor del dólar. Sin embargo debemos señalar que la de Smith, NO es una metáfora newtoniana del carácter atractivo sobre “precio natural”, sino más bien una metáfora aristotélica del patrón de movimiento de los precios de mercado, en donde el “precio natural” sirve meramente como un punto de referencia y por ende podrían, muy a disgusto de las Petroleras, transformarse en un movimiento orbital y perpetuo donde nunca se alcance la convergencia ya que siempre hay fuerzas antagónicas… en este caso la coyuntura socioeconómica.

(*) Adam Smith. Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, particularmente Capitulo VII «Of the Natural and Market Price of Commodities»

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