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LA ADVERTENCIA SOBRE EL SUBDESARROLLO

El subdesarrollo, no es una etapa necesaria por la que pasaron todos los países para terminar siendo desarrollados. El subdesarrollo no es un paso previo del desarrollo. Es un proceso histórico autónomo que se constituye en la relación de algunas economías, por ejemplo: la Argentina en general y la provincia de Entre Ríos en lo particular, con las economías que organizan las relaciones internacionales y dominan la acumulación de capital.

El subdesarrollo, como un fenómeno contemporáneo del desarrollo, constituye por tanto una temática aparte que requiere para su interpretación un trabajo teórico autónomo.

En términos más modernos, la teoría del crecimiento-desarrollo viene a imponerse como un nuevo paradigma, esto es, como delimitación a priori de un campo fundamental de investigación sobreponiéndose progresivamente a los paradigmas cálculo económico (teoría de precios) y estabilidad económica (teoría del ciclo y del nivel de empleo).

El desarrollo no es el resultado espontáneo de la acción de las leyes de mercado, sino que es un proceso de transformación de estructuras que implica la creación de una estructura productiva, de un sistema productivo, que asegure un desarrollo endógeno autosustentable.

Ello significa, por un lado, la necesidad de avanzar en la industrialización y, por otro, de conducirla deliberadamente desde el Estado, a través no sólo de políticas de fomento, sino mediante la elaboración y ejecución de planes que definan las inversiones básicas requeridas en cada etapa.

En: “Teoría y política del desarrollo económico” (Celso Furtado, 1976: 244): “El problema central en los países subdesarrollados es la selección de una estrategia de modificación de las estructuras”.

O, como definía más específicamente en “Dialéctica del desarrollo” (Celso Furtado, 1965: 65): El desarrollo económico, que es fundamentalmente un proceso de incorporación y propagación de nuevas técnicas, entraña modificaciones de tipo estructural, tanto en el sistema de producción como en la distribución del ingreso. La forma en que estas modificaciones se hacen efectivas depende, en buena medida, del grado de flexibilidad del marco institucional dentro del cual opera la economía, grado de flexibilidad al cual no es ajena la mayor o menor aptitud de las clases dirigentes para superar las limitaciones naturales de su horizonte ideológico.

La incapacidad de nuestra provincia para:
1) financiar su industrialización,
2) la conexión de segmentos de su economía con el exterior como productoras
de ciertos bienes sin relación significativa con el resto de la economía,
3) el mantenimiento de formas elementales de producción frente a otras que incluyen nuevas tecnologías,
4) la no difusión del progreso técnico,
5) la alta y constante concentración del ingreso, aún bajo condiciones de crecimiento económico,
6) la adopción de patrones de consumo por las clases dominantes y los sectores privilegiados que no se corresponden al nivel general de la economía y que se realizan por medio de importaciones,
7) la desarticulación regional con serias dificultades para lograr al menos una red de infraestructura general;

En suma, una heterogeneidad social que se mantiene y ahonda en períodos de crecimiento económico son componentes del subdesarrollo.

Nos encontramos hoy ante una nueva propuesta liberal a la crisis del subdesarrollo, la cual, la experiencia histórica y fáctica demuestra que ha agravado y vuelto más compleja la heterogeneidad estructural de los sistemas productivos y de la estructura social, empeorando las ya de por sí abismales disparidades de ingresos.

El modelo liberal ha significado la constitución de un sistema productivo más desarticulado y vulnerable que el que prevaleció durante el modelo de sustitución de importaciones. El sector exportador, que es el eje dinámico del nuevo modelo, se encuentra separado del resto del sistema productivo, siendo incapaz de arrastrar al conjunto de la economía. La economía carente de un motor interno, de una base endógena de acumulación de capital, resulta incapaz de absorber el progreso técnico y de irradiarlo al resto del sistema.

Es por esta razón, que la lucha es la misma hace décadas, una decisión política que no sea pendular ni espasmódica, que impulse, desarrolle y consolide un mercado interno autosuficiente, potente, inclusivo, donde el salario empuje al consumo, y el consumo la demanda.

Ante el fenómeno de aumento de la pobreza, la falta de oportunidades y la crisis terminal del subdesarrollo, la situación social y política que atraviesa nuestro país y nuestra provincia, hace imprescindible discutir estrategias alternativas de desarrollo diferentes a las que se vienen aplicando, que evidentemente no han dado resultados satisfactorios.

Observamos, que existe un abandono de los estudios sobre el desarrollo y la reproducción del subdesarrollo en las universidades, en los círculos académicos dominantes y aun en los centros de estudio y de investigación. Dominan las ideas sobre que las soluciones en economía eran una tarea de los mercados.

Algunos, se atreven a postular que, con la nueva economía de la informática, las telecomunicaciones y la economía del conocimiento, incluso la inteligencia artificial, el crecimiento sostenido es posible y que, incluso, ha desaparecido el problema del ciclo económico. También, hay quienes ven al turismo como la solución mágica al problema de la recesión económica.

Frente a estos caminos alternativos ADVERTIMOS que:

Si el “objetivo estratégico” es lograr una razonable tasa de crecimiento con la absorción del desempleo y la desconcentración del ingreso, debemos reconocer que la orientación de las inversiones no puede subordinarse a los caprichos del “mercado”.

NUESTRO SUBDESARROLLO es una condición de tipo estructural, que es común a todas las regiones de producción primaria, y que se traduce en el estrangulamiento externo de la economía.

Reconocer esto, implica aceptar que resolver el problema fiscal, NO ALCANZA para desatar el nudo gordiano que nos detiene. De manera que, con la idea de solucionar todos los inconvenientes burocráticos y distorsiones estatales, podemos de alguna manera recuperar nuestra condición de país exportador de cereales y carnes, sumándole ahora litio, gas y otros comodities, es otra vez, un espejismo inalcanzable.

Una vez más, se trata de redirigir la inversión a “producir bienes de producción”, esto es sin dudas: energía, industrializar toda la materia prima que se encuentra a nuestro alcance, hasta alcanzar el rango de productores de maquinarias con incorporación de tecnología.

SOLAMENTE ESTE CAMINO NOS RESCATARA DEL ATRASO Y LA POBREZA ESTRUCTURAL.

20 de Octubre de 2023

Alejandro Di Palma, José Mouliá, Roberto Domingo, Julio Panceri, Pablo Mussio, Rubén Pagliotto, Pablo Presas.

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