A pesar de la intervención del Tesoro de EE. UU. y promesas de asistencia por US$40.000 millones, la incertidumbre política previa a las elecciones legislativas impulsa una fuerte escalada en todos los segmentos del tipo de cambio.
La reunión de alto nivel entre el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente argentino, Javier Milei, en Washington, lejos de calmar las aguas, inyectó una fuerte dosis de nerviosismo e inestabilidad en el mercado cambiario argentino. La promesa de un salvataje financiero que podría alcanzar los US$40.000 millones y la intervención directa del Tesoro estadounidense no lograron contener la renovada presión sobre el dólar, que este viernes experimentó una marcada suba en todas sus cotizaciones.
La reacción de los mercados a la cumbre fue abiertamente negativa. El principal factor de tensión fue el presunto condicionamiento del apoyo de Washington a un triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas del próximo 26 de octubre. Esta incertidumbre política se tradujo inmediatamente en una caída de los bonos argentinos en Wall Street y una renovada estampida hacia el tipo de cambio.
En el segmento minorista, el dólar en la pizarra del Banco Nación trepó hasta los $1.485 para la venta. El dólar «blue» o informal acompañó la tendencia alcista, sumando $10 para ubicarse en $1.470.
El Contado con Liquidación Quiebra la Barrera de los $1.500
La mayor preocupación se concentra en los dólares financieros. El Contado con Liquidación (CCL), el mecanismo utilizado por empresas para dolarizar activos, superó la barrera psicológica de los $1.500, operando a $1.504,55.
Esta escalada se produce a pesar de la confirmación del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, quien aseguró este viernes que Washington volvió a intervenir en el mercado cambiario comprando pesos para intentar sostener la cotización, en el marco del swap de monedas actualmente vigente por US$20.000 millones.
No obstante, la fuerza de la incertidumbre política —en la antesala de unas elecciones legislativas leídas como un plebiscito para la gestión de Milei—, sumada a la dolarización preventiva de carteras, parece ser un motor más potente que la asistencia de la Casa Blanca.
A esta dinámica se suma el efecto distorsivo del «cepo parcial» reinstaurado por el Banco Central, que limita la compra de dólar oficial e incentiva la demanda en los mercados paralelos y financieros, manteniendo y ampliando la brecha cambiaria. En lo que va del año, el dólar oficial ya acumula una suba nominal superior a los $380.