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jueves, marzo 28, 2024
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Magallán: “El Estado hace poco para prevenir los incendios forestales”

El 95% de los incendios se deben a la intervención humana y más de la mitad son intencionales, señala Carlos Magallán, abogado y bombero voluntario de Gualeguay

Los incendios forestales tienen múltiples causas, pero un responsable principal: el Estado. Así lo planteó el jueves Carlos Magallán, asesor letrado de Bomberos Voluntarios, en una charla organizada por la Usina Desarrollista de Entre Ríos. Magallán aseguró que “el Estado hace poco para prevenir los incendios forestales” y advirtió de que esto se ve reflejado no solo en la baja asignación de recursos para el manejo del fuego, sino en la subejecución sistemática de las partidas presupuestarias. “En 2018 y 2019 se subejecutó el presupuesto en un 20% y en 2020, a pesar de todos los incendios, el 37% no se ejecutó”, explicó, con base en un informe publicado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

El mejor incendio es el que no se produce, señaló Magallán, que es abogado y bombero voluntario. Por eso, puso un énfasis especial en las políticas de prevención de incendios. Y aclaró que el Estado es el principal responsable, pero no el único. “Si vamos a pescar y dejamos un fuego mal apagado, eso puede ser la causa de un incendio”, explicó y destacó que hace falta un mayor esfuerzo en la concientización y la educación sobre el tema.

La responsabilidad en los incendios forestales se convirtió en un tema de debate público en Argentina y en motivo de controversias. Al tal punto que el Congreso de la Nación sancionó en 2020 una ley de manejo de fuego, impulsada por el diputado Máximo Kirchner y fuertemente cuestionada por los productores agropecuarios. La norma prohíbe la venta y el cambio de uso de tierras incendiadas en plazos que se extienden hasta los 60 años. El objetivo de esta restricción es limitar los incendios provocados por las quemas intencionales de pastizales.

“La mayoría de los incendios son intencionales”, destacó Magallán en la charla. Entre estas causas, según el bombero, hay desde pirómanos hasta intereses inmobiliarios. Una causa frecuente es la quema de pastizales, que los productores agropecuarios realizan en forma controlada para fomentar el rebrote de un mejor pasto. “Estos incendios a veces se salen de control”, apuntó Magallán.

Para Roque Ferrari, ex senador provincial, culpabilizar a los productores agropecuarios por los incendios es “una estupidez”. Ferrari participó de la charla y cuestionó la política de incriminar a los propietarios de los campos. “Me parece que una cosa es el relato que inventan desde Capital Federal y otra la realidad”, criticó. El exsenador apuntó contra el ministro de Ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, y señaló que el funcionario suele declarar que va a “investigar hasta las últimas consecuencias”, pero después no aparecen los supuestos culpables. “Si hay intencionalidad, que encuentren a los responsables, los juzguen y los condenen”, concluyó.

Magallán explicó que se considera incendio forestal a todo fuego que no es controlado por humanos y se extiende por una zona de monte, bosques o el campo. Hay incendios de copa, superficiales y subterráneos. Los fuegos de copa son los que se propagan por la parte alta de los árboles y arbustos. Los fuegos superficiales avanzan sobre los pastos y la vegetación de la superficie del suelo; la mayoría de los incendios comienzan por esta vía. Por último, los fuegos subterráneos son los que se expanden por el material del subsuelo y son difíciles de controlar.

Magallán distinguió dos tipos causas de incendios: naturales y antrópicas, que son las que se deben a la intervención humana. “En el 95% de los incendios interviene la mano del hombre”, destacó Magallán. Esto incluye tanto a los incendios intencionales como los que son originados involuntariamente por una colilla de cigarrillo o una botella abandonada que actúa como lupa.

La zona de islas es propensa a los incendios originados en la autocombustión, señaló Magallán. Cuando se seca la zona de humedales en una bajante del río se pudre parte del material orgánico y genera gas metano, que con altas temperaturas puede combustionar, advirtió el bombero. “Uno escucha a veces que todos los incendios en la isla son intencionales, pero no siempre es así”, aclaró.

La deforestación y el cambio climático son dos factores que provocan incendios con mayor frecuencia, explicó Magallán. “La deforestación provoca que los suelos no retengan humedad y las plantas empiecen a secarse, lo que provoca que una mayor masa forestal se convierta en combustible”, alertó Magallán.

El financiamiento de Bomberos Voluntarios

En Argentina hay 900 cuarteles y 45.000 bomberos voluntarios, precisó Magallán. El funcionamiento de la organización es financiado en parte por subsidios estatales y en gran medida por los aportes de la ciudadanía, la venta de rifas y la organización de eventos para recaudar fondos. Con estos ingresos pagan los gastos operativos, el mantenimiento de los equipos y la adquisición de equipamiento.

Magallán tomó el caso del cuartel de Gualeguay como ejemplo para explicar cómo se financia la organización. El gasto operativo mensual del cuartel en 2020 fue de 1,1 millones de pesos, mientras que recibió 2, 5 millones de pesos en todo el año del Estado nacional y el provincial, lo que equivale a poco más de dos meses de funcionamiento. El resto provino del aporte de la comunidad. “La comunidad de Gualeguay nos apoya incondicionalmente”, destacó el bombero y criticó la forma en que se distribuyen los fondos a nivel nacional.La ley de manejo del fuego (26.815) obliga a las compañías aseguradoras a aportar el tres por mil de las primas de los seguros, con la excepción de los seguros de vida, al Fondo Nacional de Manejo del Fuego. Del total recaudado, un 78% se destina a los cuarteles de bomberos voluntarios de manera equitativa, el 12% a las federaciones provinciales que nuclean a los cuarteles, el 6% al Consejo Nacional de Bomberos Voluntarios, el 2% a la Fundación de Bomberos Voluntarios y el 2% al Ministerio de Ambiente de la Nación. Esta norma se complementa con la ley de manejo de fuego provincial (9.858) y la ley de bomberos (8.105), que aportan subsidios adicionales, aunque en menor cantidad.

El cuartel de bomberos de Larroque recibe el mismo monto que el de Gualeguay o el de Concordia, explicó Magallán, lo que no mantiene relación con el nivel de actividad y los servicios que brinda cada uno. Un sistema más ajustado a las necesidades de los cuarteles debería basarse en la población de cada ciudad y el número de siniestros que se produce cada año, planteó. Solo puede haber un cuartel en cada localidad.

Bomberos Voluntarios no es la única organización que participa en la supresión de los incendios. También hay brigadistas de parques nacionales, de la Policía Federal y de Prefectura. “Pero el primero que va a un incendio es el bombero voluntario, siempre está al pie del cañón”, destacó Magallán.

Si bien los bomberos voluntarios no cobran por su trabajo, hay personal administrativo que sí tiene salarios. Es el caso de los cuarteleros, como se conoce a los telefonistas que reciben los llamados de emergencia. Un amigo del padre de Magallán era cuartelero y fue el que lo acercó al mundo de los bomberos voluntarios. Comenzó a visitar el cuartel cuando tenía 14 años y el 6 de abril de 1991 ingresó al cuerpo como brigadista.

Una pregunta muy común que tienen que responder los bomberos es por qué dedican su esfuerzo y corren el riesgo que implica su trabajo si no reciben una remuneración a cambio. “Creo que es la satisfacción de ayudar al que lo necesita. Es algo difícil de explicar. Cuando hacés el servicio, cumplís tu labor y sale bien, es una satisfacción que no se puede describir”, declaró Magallán.

Fuente: visiondesarrollista.org

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