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jueves, abril 18, 2024
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Piden que se incluya la asignatura Terapia Intensiva a la carrera de Medicina

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (Sati) le solicitó a la ministra de Salud nacional, Carla Vizzotti, y a los ministros de Salud provinciales, incluir de manera obligatoria la materia Terapia Intensiva en la carrera de Medicina debido a la falta de esta especialidad en los efectores públicos y privados del país.

A través de un comunicado, la Sati pidió mejoras en el ámbito laboral y reconocimiento económico. Hasta ahora no tuvieron ninguna respuesta, pese a estar desde hace más de un año en la primera línea de fuego de la pandemia y en la que quedan vacantes de entre 15 y 18 puestos porque nadie quiere tomar esos cargos”.

“Es un documento que apunta a la preservación de la especialidad. Este año se recibieron tres terapistas en Rosario. Tuvimos que abrir la mesa anticipadamente para que puedan trabajar como corresponde para un promedio que da la provincia de Santa Fe de una necesidad de 25 puestos anuales”, remarcó a “Todos en La Ocho”, Guillermo Mazzei, integrante de la Sati.

“No se renuevan los cargos, los jefes de servicio se jubilan y no se reponen en cantidad y calidad. Los chicos jóvenes buscan otras especialidades. Se han muerto cerca de 40 médicos especializados en medicina crítica. Si somos pocos, quedamos cada vez menos. Las guardias se ocupan pero no por personal calificado y no es lo mismo”, agregó el profesional.

Mazzei explicó que Rosario tiene actualmente entre 120 y 130 terapistas y que por la cantidad de camas que tiene la plaza local por la pandemia de coronavirus necesitan que se reciban “18 profesionales anuales mínimo”.

Los terapistas hablan de “guardias extenuantes, agotamiento físico y mental, y, fundamentalmente, la falta de personal especializado que afecta la calidad de atención brindada”. Además señalan que realizan “guardias de 24 horas, sin descanso y con una gran carga laboral, a pesar de nuestras paupérrimas remuneraciones, que recibimos como profesionales altamente calificados.

Hemos padecido compañeros enfermos, que aún no pueden volver a trabajar, y otros lamentablemente han fallecido. El estrés permanente ha impactado negativamente en la esfera psicológica y emocional”.

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