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viernes, marzo 29, 2024
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Subsidios energéticos

Por: Alejandro Di Palma

Sacamos los subsidios a las trompadas, pero solo para la sociedad… una imposición del FMI.

Según asegura la SE, la propuesta para determinar el aspecto socioeconómico, para mantener o no, el subsidio sobre el total facturado, “es parte del acuerdo con el FMI”

Se desconoce como se quiere implementar y tampoco como van a evolucionar las tarifas para los sectores medios, los que en definitiva son la mayoría de la población y forma parte de un conjunto social altamente sensible a este tema.

En forma paralela surgen muchas dudas, cuánto paga y que es lo que paga la gente que dejará de ser subsidiada?

Está más que clara la dirección definida por esta nueva política energética sugerida por el FMI, esto es que se retiran los subsidios a gente que no lo necesita, pero al mismo tiempo se sostienen los subsidios a las empresas que lo siguen cobrando y esto explica una renta formidable, un ejemplo de eso es el plan GasAr que ofrece el “BTU Criollo”, un subsidio que aún se pretende incrementar.

Una de las aristas de este polígono que requiere un análisis, surge de la siguiente pregunta, que pagará la gente que será impactada por la “tarifa completa”? … si el tema es reducir el gasto en subsidios, entonces, porque mantener los subsidios a las empresas energéticas? … no sería hora, de compartir esfuerzos ?

Resulta evidente que los subsidios a la oferta, son un tema para poner en la mesa urgentemente.

Tenemos que reconocer que en el actual escenario, tal cual está, el Estado es víctima de “aprietes” por parte de las empresas energéticas quienes, amagan con reducir la oferta o bien lo hacen impunemente, señalando como problema esencial: “la guerra de Ucrania”, “el aumento de los commodities energéticos”, “la falta de suficiente de acceso a los dólares oficiales para la importación” o “el sexo de los Ángeles”… podemos asegurar que a la hora de buscar excusas, “cualquier colectivo los deja bien”, pero la verdad es que el actual status quo energético, es un escenario caracterizado por la “extorsion” como matriz de funcionamiento, por ende es ahí donde se deberían resolver políticas diferentes que permitan un manejo más sensato o con una discrecionalidad menos sesgada, sobre un tema medular como es la energía, sintetizando, el Estado debería REGULAR.

El caso de YPF es paradigmático, es una empresa sobre la cual se ha interpretado la necesidad de su control en: 1- el preciso momento de su Re-estatización parcial y 2- en la continuidad de esta interpretación por el gobierno anterior, ya sea por acción u omisión.

Sin embargo, los objetivos estratégicos de YPF divergen de las necesidades del país, es decir, pasan los gobiernos y “el control de la estrategia” de esta empresa, parecería ser autónomo, con una vida propia que muchas veces es antagónica a las necesidades de la Nación.

Entonces caben las siguientes preguntas: 1 – Se encuentra el país orientado en una política energética de tal excelencia que no requiera de ningún ajuste ? 2 – No sería tiempo de “debatir” una política energética que ayude al necesario desarrollo del país ?

Una curiosa solución

Existe una alternativa abiertamente neoliberal, que viene siendo fogoneada desde los medios de comunicación, que propone una solución increíblemente antisocial: “bajar los impuestos” que están incluidos en los costos. Es decir, respetar los márgenes delirantes que se han auto-establecido las empresas en la Argentina, los que explican ganancias en dólares que algunos sectores pretenden sostener e inclusive aumentar, sacrificando los ingresos del Estado para forzarlo a un ajuste extremo de sus gastos en jubilaciones y pensiones como en personal, en ayuda social y en obra pública.

Lo cierto es que esta “solución” con tendencia neoliberal, tampoco estaría garantizado que bajen los precios, ya que su determinación seguiría librada a la arbitrariedad monopólica. Más aún existe el riesgo de que ocurra, como ha ocurrido en otras oportunidades, que la baja impositiva también vaya a parar a las ganancias empresarias.

Sin plan económico pero con plan energético

Ante el fracaso de la idea de que la integración energética entre la Unión Europea y Rusia, iba a ser efectiva para una paz duradera, ahora resulta escribirse un nuevo mapa del mundo.

Dicho de otra manera menos vinculada a la guerra de Ucrania, la independencia energética fue considerada un concepto anacrónico, la pretensión de un mundo integrado económicamente, permitía a la UE desentenderse de la energía, la cual sería intercambiada como un simple commoditie.

Todos los planes fallaron y hoy las consecuencias están a la vista, el valor de la energía simplemente voló por el aire.

Hoy el inefable ministro de economía Guzmán, tiene un importante proyecto para este año, es una ley sobre el Gas Natural Licuado (GNL).

Como antes fue el acuerdo con el FMI y nunca consiguió, necesita lograr un amplio apoyo, porque la materialización de este proyecto excede a un periodo de gobierno. Según Guzmán es necesario un nuevo “marco normativo”, esto anterior es un eufemismo para evitar referirlo como un subsidio, de esa manera piensa atraer inversiones por más de 10 mil millones de dólares en el mediano plazo, pero demandaría un trabajo político para que la mayor oferta venga de la mano de contratos que garanticen inclusive, el abastecimiento para los países de Europa, de esa forma se le facilita a las empresas una rentabilidad sin alteraciones impositivas y un volumen de ventas asegurado.

Esto anterior significa despejar TODAS las incógnitas de una inversión asegurando o garantizando una renta importantísima en dólares en un país empobrecido.

Según Guzmán, la guerra de Ucrania, le allanó el camino a países como la Argentina, porque sin ofertas adicionales de Gas Licuado, el precio se va a disparar todavía más y a Europa le va a costar muchísimo tomar distancia de Rusia, que es lo que pretende Estados Unidos.

El nuevo “plan Guzmán”, consistiría en una adaptación del esquema de regulaciones de capital “solo para el sector energético”, que vendría a suplir a la Ley de Hidrocarburos que jamás se trató en el Congreso, es decir OTRO formidable subsidio a las empresas energéticas que participen, orientado a la formación de capitales externos… lo de siempre…

Los científicos de la desgravación

Podemos asegurar que nuestros funcionarios se creen “científicos”, como si la ciencia, la tecnología y el salto al mundo de la investigación se diera solo con buenas intenciones y desgravaciones impositivas.

Pocos en la oposición se animarían a cuestionar tan noble proyecto que tendría el impacto negativo de poner a competir el precio del gas que consume la sociedad y la industria, con los precios internacionales, sería el mismo caso que el petróleo y los combustibles líquidos, estos últimos dos han desaparecido últimamente del mercado a los precios necesarios para abastecer a precios accesibles a una sociedad empobrecida.

Reiterando conceptos, a la hora de reducir el gasto, resulta imprescindible debatir sobre “los subsidios a la oferta”, un tema que “afecta intereses”, por eso los funcionarios están más preocupados en quitar la parte de los subsidios que ampara a la sociedad… esto es lo que hace un gobierno sin poder político.

“La cobardía tiene sobre el valor una ventaja: la de encontrar siempre una excusa”

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