La política debe entenderse como un servicio público esencial en un estado democrático, por eso los funcionarios públicos, los Legisladores y todos los que tienen cargos políticos deben trabajar como lo están haciendo los médicos, enfermeros, sanitaristas, las fuerzas de seguridad, el periodismo, los empleados de supermercados, los choferes de colectivos, etc.
No se entiende como, en la mas tremenda crisis sanitaria, social y económica que atravesó el mundo en el último siglo, el Congreso Nacional, las Legislaturas Provinciales y los Concejos Deliberantes están cerrados y los legisladores en sus casas. Es incomprensible que en un sistema democrático, los únicos ámbitos donde verdaderamente se da la diversidad política y son la fiel representación del resultado de las elecciones populares, se encuentran cerrados por miedo al contagio.
En una democracia, son los cuerpos legislativos y la justicia quienes garantizan el sistema de pesos y contrapesos del control republicano y quienes también definen a futuro las políticas a tomarse en situaciones tan difíciles como la que estamos atravesando.
Si bien es cierto que el Presidente de la Nación, asesorado por los mejores sanitaristas de nuestro País, está tomando decisiones acertadas con respecto a la pandemia que nos azota y está articulando un trabajo coordinado con Gobernadores e intendentes; el Parlamento Nacional, las Legislaturas provinciales y los Concejos Deliberantes deben estar activos y sesionando válidamente, guardando todos los cuidados sanitarios necesarios, en apoyo a estas decisiones y consensuando y articulando políticas de estado que le permitan a la Argentina reestructurar su sistema económico, productivo y laboral; definir la asistencia a todos los sectores de la sociedad que lo necesiten y comenzar a transitar el camino de la recuperación de nuestro País en todos los ámbitos.
Nada será lo mismo después de esta pandemia. Solo le podremos encontrar algún significado positivo a todo esto si en la conciencia colectiva de nuestro pueblo y de nuestra dirigencia quedan grabados conceptos como la solidaridad, el bien común, la conciencia colectiva, la equidad y, por sobre todas las cosas, que de las grandes crisis nadie se salva solo, sino que las soluciones se consiguen en conjunto.