Toda nuestra vida cotidiana depende de servicios energéticos y prácticamente todas las actividades humanas no puede funcionar sin energía. Pensar hoy en la energía evoca inmediatamente a las energías renovables como aquellas que van a hacer posible que se satisfagan las necesidades de la sociedad atendiendo al cuidado del medioambiente y la mitigación del cambio climático.
Diversos países como Alemania, Australia, China, Arabia Saudita están avanzando en el desarrollo de “la energía del futuro”, como se le llama al hidrógeno verde. De hecho la Unión Europea en el año 2020 publicó su “Estrategia de hidrógeno para una Europa climáticamente neutra”, en una clara apuesta al desarrollo del hidrógeno.
Hoy existe una ventana de oportunidad para argentina, que tiene la posibilidad seria y cierta de ser pionera y liderar junto con otros países la tecnología del hidrógeno. Además, tenemos un gran potencial en otras energías como la eólica o la solar, y como si fuera poco contamos con reservas de litio, altamente demandado para la fabricación de las baterías que son indispensables en la actualidad y a futuro.
Apostar a satisfacer estas nuevas demandas generará un impulso del sistema científico, el desarrollo de nueva tecnología de industria nacional, con su consiguiente impacto en la generación de empleo genuino, demanda de personal calificado, y el agregado de valor en la cadena de producción.
Ciertamente no podemos dejar pasar esta oportunidad, en un nuestro país que tiene mucho por hacer, sobre todo saldar la deuda interna con su pueblo.